Acerca de mi:
Mi primer encuentro con lo artístico fué con el guión, algo a lo que nunca le había prestado atención. La posibilidad de poner palabras, ideas en boca de personajes que sólo estaban en mi cabeza me encantó. Entonces, corrí a comprar mi primer libro sobre el tema: «Técnica de guión para de cine y tv» de Doc Comparato. Y allí encontré la puerta de entrada al mundo que buscaba. Pasaba horas y horas encerrado en mi habitación guionando y escuchando música motivadora acorde a lo que estaba desarrollando. Estaba en mi mundo. Pero al mismo tiempo debía terminar el profesorado, así que me desdoblé entre «el inminente profesor de química» y «el verdadero Pablo», el guionista. Entonces, costó concentrarse en la química porque descubrí que recibía involuntariamente en mi cabeza una catarata de disparadores con potencial argumental. También fue duro seguir concurriendo a un profesorado lleno de personas que ya no tenían nada que ver conmigo, me sentía «sapo de otro pozo». Entonces dí con Guionarte, la escuela de la directora Michelina Oviedo, y comencé a aprender los diferentes formatos del guión. Empezaron a surgir muchos proyectos que aún hoy conservo (muchos otros he desechado). Ello me hizo creer que quizá en un futuro no muy lejano podría llegar a vivir como guionista, pero la realidad es que vivir del arte tiene sus costos. Y para los que estamos acostumbrados a la seguridad de recibir mes a mes nuestro sueldo nos puede aterrar la incertidumbre de vivir sin esa seguridad.
Cortobar Blog nació incialmente como una idea que tuvimos con un compañero de la escuela audiovisual Buenos Aires Comunicación (hoy cerrada). La idea era armar un portal de recepción de cortometrajes (similar a Cortorama, je), y que cada espectador «se sirva» del corto que guste (de ahí «Cortobar»). Pero la idea no continuó, y ahí quedó. Entonces, encontré con el blog un lugar para mostrar mis propios contenidos agrupados según sus diferentes formatos (sketches, flyers, monólogos teatrales, etc.), posibilidad que no ofrece You Tube, por ejemplo. Cortobar Blog, además, está creado por mi, con el arte y distribución que yo elegí. De cualquier manera, entiendo que lo más importante no es el blog en sí sino sus contenidos. Y este mismo concepto se puede aplicar a la forma de trabajo que uso con mi smartphone, donde lo más importante para mi no es si el material está grabado con una cámara re profesional o si tiene unos super efectos especiales, sino la idea, la fuerza argumental de la historia, la interpretación de los personajes, el montaje, su efectividad, entre otras cosas. Cientos de ejemplos tenemos en donde se han gastado millones de dólares, y el film es un fracaso total.
Si bien tener el lugar propio para mostrar lo que uno genera ya sea como actor y/o director es una tranquilidad, no puedo dejar de mencionar que conlleva también tener que pensar en términos de promotor. Pero eso también se disfruta porque sirve para descansar entre el desarrollo de un contenido y el otro.
Del teatro lo que me atrajo en principio fue la inmediatez en el disfrute. Venía de una experiencia bastante agotadora con mi segundo cortometraje «La rabia», y el disfrute inmediato del teatro me liberaba de tener que montar todo el andamiaje armado para ese proyecto. Desde mi punto de vista, el placer de la actuación se concreta desde el mismo momento en que uno actúa, ya sea un ensayo, un entrenamiento actoral o la función con público ; lo único que se necesita es un escenario – o no – y una luz que te enfoque ( je ). El disfrute es inmediato. En cambio, a mi modo de ver, el clímax de un proyecto audiovisual se alcanza cuando se estrena la obra. No quiero decir con esto que no se disfrute desde el inicio, pero convengamos que el clímax no está allí depositado, inclusive para el guionista, quien anhela ver su trabajo hecho realidad.
Con respecto al enriquecimiento de cara al trabajo audiovisual, considero que la actuación me hizo dar cuenta de que en lo pequeño también hay a veces una historia para contar; no todo tiene que ser grandilocuente. La cuestión es saber y poder captarlo. Y eso lo percibí desde adentro, desde la interpretación. Sin dudas, desde ese lugar siempre hay información valiosa para el director del proyecto.
Estando a punto de interpretar en el teatro dos monólogos de la reconocida autora Griselda Gambaro («El angustiado» y «Una ama como uno puede»), pero la pandemia mundial cerró todas las puertas. Entonces, el entrenamiento actoral continuó on line, grabando cada actor en su casa la performance para mostrarla el día de la clase por video llamada grupal. Noté en cada grabación un gran potencial, y fue así como decidí grabarlos en mi hogar para mostrarlos de manera audiovisual. Si bien esto me sirvió para armar como una mixtura teatral/audiovisual con la que quedé muy conforme, en el caso de «Una ama como uno puede» el desafío era hacerlo más simple desde lo audiovisual para conservar el espíritu teatral. Claro está, que esto no va a reemplazar la experiencia teatral en vivo, pero encontré unas posibilidades que no se me hubiesen ocurrido si la pandemia no hubiese existido. Esta situación me catapultó nuevamente al reencuentro con Cortobar Blog, de cara a la creación/exhibición de mis propios contenidos.
Trabajo en solitario porque, sinceramente, me cuesta encontrar gente que -de manera amateur- comparta la misma pasión que yo por la creación de contenidos. Además, al ganarme la vida de otra manera (docente) y teniendo un hijo, ocurre que los tiempos propios dificultan la posibilidad de trabajar de manera conjunta. También se da que cuando uno se acostumbra a hacer todo -desde la idea incial hasta la difusión final del material- le toma el gustito a que el resultado sea cien por ciento personal, extremadamente personal
(para bien y para mal).
Actualmente trabajo muchas horas diarias en un colegio, pero como edito en Android con mi tablet puedo ganar horas de edición durante mis ratos libres fuera de casa. Si editara con Windows, tendría que esperar a llegar a mi hogar para sentarme a editar. Esa es una de las grandes ventajas de usar Android.
En «El escondite final» -mi primer corto- trabajé con un amigo, y en «La rabia» -mi segundo corto- armé un equipo de trabajo formado casi en su totalidad por estudiantes de cine. Pero de allí en adelante, trabajé en solitario en lo que se refiere a guión, preproducción, actuación, postproducción, y difusión. Esto no quiere decir que vaya a ser así para siempre.
Por otra parte, la modalidad en solitario conlleva un gran reto al tener que pensar el guión técnico desde el punto de vista de la practicidad, de lo realizable por mi dentro de mis posibilidades. Esto es muy importante porque, en mi caso, determina la viabilidad de un proyecto.
Con respecto a la creatividad y a la perseverancia, sinceramente no es algo que me preocupe porque tengo muchos disparadores anotados listos para ser desarrollados (muchos de ellos no están pensados para que los realice yo sino una productora con -obviamente- otras posibilidades de realización).
En definitiva, hay algo que es muy importante señalar, y yo lo he colocado recientemente en el blog y en primer lugar. Y es que el visitante debe ser consciente de la forma en que han sido elaborados los contenidos. Esto es muy importante saberlo para observar y juzgar «desde el lugar correcto» el trabajo realizado, ser objetivo al momento de opinar.
Quiero decir, no se puede comparar un cortometraje realizado en las condiciones con las que yo me manejo que un material elaborado por una productora.
«El engaño» fue realizado en plena pandemia, indoor. Muchos años pasaron desde «La rabia». En este material de género fantástico, el protagonista hace un particular trato con alguien, quedando al descubierto su lado más cruel (no lo voy a spoilear, je). Inicialmente, el disparador apuntaba a un sketch en el cual ese «alguien» iba a ser un personaje recurrente que interactuaba de manera cómplice con el protagonista en cada capítulo. Pero como el proceso creativo suele ser impredecible, derivó hacia el formato de un cortometraje. Este material tiene mucho trabajo de edición que fue realizado con el teléfono celular (después incorporé la tablet) , motivo por el cual me quedaron los ojos achinados. Je !
En ese momento descubrí, para mi sorpresa y satisfacción, las posibilidades que ofrece la app que uso hasta el día de hoy para editar. Claro está que no tiene las mismas posibilidades que un programa profesional, pero es más de lo que uno espera para una app. Para «El engaño» no realicé guión técnico, fue más intuitiva la decisión de los planos a usar. Luego, para la difusión, fue placentero descubrir que -a diferencia de la etapa de «La rabia», había terreno fértil para poder insertarlo en webs de otros países como Cortorama, por ejemplo. Esto resulta motivador, aún teniendo uno mismo su propio lugar en la web para mostrar sus materiales.
En el caso de «Tésis de un engaño revelador» también inicialmente la idea era la de un sketch, pero el maravilloso proceso creativo hizo que derivara en otro corto. A veces pienso que desde el principio todos los componentes de una historia están en nuestro cerebro, y que nada más (y nada menos) es cuestión de encontrar las partes y unirlas. La particularidad de «Tésis…» es que si bien en el guión técnico algunos personajes tienen presencia física, en la película no. Esto se debe a que algunas cuestiones me llevaron a tener que prescindir de la presencia de ellos, y re-pensar esas escenas.
Entonces, como «no hay mal que por bien no venga», me pareció interesante que todos los otros personajes excepto el mío intervengan únicamente en off. Y así fue. De esta manera, se obliga al espectador a imaginar lo que no se ve pero se oye. Definitivamente, los próximos trabajos que realice serán con guión técnico. Esto lo considero una ventaja muy a favor al momento del rodaje. Lo anecdótico en este caso fue que mientras grababa las escenas del auto, también tenía que manejar sin chocar ni pisar a nadie. Gracias a Dios no hubo que lamentar víctimas. Je.
Sin lugar a dudas, el consejo que les daría es que aunque no tengan recursos para adquirir suministros técnicos costosos, no duden en llevar adelante su idea. En estos tiempos -muy distintos a los de hace unos años atrás- cualquiera tiene a su alcance un teléfono con el cual poder grabar, y con ello también muchas aplicaciones para descargar y editar.
Por estos días, Steven Soderbergh grabó su nueva película de terror con un iPhone, y llegó a la pantalla grande. …Ok, es Soderbergh. Lógicamente, uno debe tener los pies en la Tierra, y no creer que con determinada calidad va a poder llegar a un Oscar, pero ver hecho realidad algo que surgió en la mente de uno ya vale la pena el esfuerzo. Y que sepan: sin esfuerzo no hay nada que valga la pena. A esto podemos añadir que en Argentina no existe un mecanismo de captación de ideas, de argumentos como sí hay en Estados Unidos y otros países, por ejemplo.
Quizá alguien pueda desconocer cómo se escribe un guión, pero aún así puede llegar a tener una idea o argumento con potencial para ser desarrollado por entendidos. Entonces esto te empuja a hacer tus propios proyectos o te empuja hacia la resignación para que no hagas nada.
Cada uno elige.